Irak “está dando mártires” a la Iglesia, asegura el párroco argentino
Sabado 6 Sep 2014 | 10:21 am
El padre Montes -el de barba-, con su feligresía.
Bagdad (Irak) (AICA): El padre Luis Montes, sacerdote argentino del Instituto del Verbo Encarnado y párroco de una comunidad católica en Bagdad, capital de Irak, aseguró que los cristianos en el país “están dando mártires” a la Iglesia
El padre Luis Montes, sacerdote argentino del Instituto del Verbo Encarnado y párroco de una comunidad católica en Bagdad, capital de Irak, aseguró que los cristianos en el país “están dando mártires” a la Iglesia, al responder una entrevista que le hizo la organización humanitaria Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN).
El padre Montes es un misionero del Instituto del Verbo Encarnado. Reside y colabora con la comunidad de la iglesia Cristo Rey, de Bagdad. Llegó a Oriente Medio hace casi 20 años. Después de ser provincial de su congregación en Egipto, en 2010 se le encomendó formar parte de la comunidad misionera de Irak.
La irrupción del grupo terrorista “Estado Islámico” en la llanura del Nínive, en el noroeste de Irak, empeoró la ya precaria situación de los cristianos en el país, reducidos a una minoría y muchas veces despreciados.
- ¿Cuál es la situación que están viviendo desde Bagdad, ante la crisis humanitaria que afecta actualmente a Irak?
- La situación en Bagdad no ha cambiado demasiado a pesar de la irrupción de este grupo terrorista en el país. En cuanto el Estado Islámico tomó Mosul, miles de milicias chiíes llegaron a la capital para defenderla, por lo que los terroristas no han podido llegar hasta aquí. Por supuesto que hay algo más de miedo, hay menos gente en la calle y es más difícil moverse de un lado a otro. Pero la gente aquí tiene la confianza de que los yihadistas no van a poder entrar en Bagdad y en ese sentido nuestra vida no ha cambiado tanto. Recientemente está llegando una ola de refugiados que están siendo recibidos en conventos y escuelas. Es aquí donde estamos viendo un cambio en el día a día de nuestras comunidades y nos están llegando historias terribles de lo que han sufrido estos refugiados.
¿Cómo es la misión en medio de un país de mayoría musulmana donde los cristianos tienen dificultades para vivir su fe?
- Ciertamente que es todo un desafío y algo totalmente diferente de lo que nosotros conocemos en Occidente. Es todo más a cuenta gotas: no se pueden realizar actividades pastorales fuera de la iglesia, como por ejemplo procesiones. Aquí los cristianos no tienen nada de eso. Todo nuestro apostolado es dentro de la iglesia, todo más reducido, con menos fieles y con mucha gente que es hostil al cristianismo. A esto se suma el tema de la inseguridad, que era un grave problema antes ya de que llegasen los terroristas. Desde hace años se calcula que hay unos veinte atentados por día en Irak. En Bagdad hay casi todos los días atentados en las calles. Esto ciertamente crea un escenario peligroso. Nosotros vivimos en un lugar donde los cristianos no pueden vivir su fe libremente, donde son minoría y donde son discriminados en la práctica. Es un lugar donde hasta los niños sufren discriminación en las escuelas. Esto sumado a la situación de inseguridad y violencia de un país que vive la posguerra. Es un desafío grande para nosotros, para hacer que el Evangelio siga vivo.
En medio de esta situación, ¿qué medidas han tomado para ayudar a estos refugiados?
- Aquí tratamos de hacer de todo. Seguimos realizando la misma acción pastoral de siempre para ofrecer un sostenimiento espiritual, solo que con mayor dificultad para llegar a todos. En cuanto a la ayuda humanitaria, estamos tratando de conseguir ayuda para cubrir las necesidades básicas y también coordinamos su distribución. Este es nuestro día a día. Las primeras familias que acaban de llegar están siendo atendidas en las parroquias pero muchos están ya pidiendo refugio para muchas más personas, por lo que esperamos la llegada inminente de miles de nuevos refugiados porque no saben qué hacer con ellos en el norte. Hay mucha gente todavía en la calle.
¿Qué le llama la atención de la Iglesia de Irak? ¿Qué ha aprendido de ella en este tiempo?
- La frase que siempre digo es: “yo no soy digno de servir a este pueblo”. Este pueblo está dando mártires. Casi todas las personas que conozco en Irak y en otros países de Oriente Medio tienen algún asesinado en su familia por odio a la fe. Otros han sufrido persecución o discriminación directa. Para nosotros es un honor poder servir a este pueblo. La cantidad de mártires que está dando Medio Oriente al mundo es impresionante. Se conoce muy poco, se conocerán dentro de muchos años y se hablará de ellos como en las actas de los mártires de los primeros años del cristianismo. Por eso, para mí, es un honor estar aquí y lo considero una gracia especial de Dios. Me sorprende mucho la devoción tan grande que tienen a la Virgen. La fe que tienen a pesar de la persecución es conmovedora, así como la sensibilidad que tienen hacia el prójimo. Dios sabe qué querrá de nosotros en el futuro pero a mí me gustaría servir en esta zona toda mi vida.
¿Cuál es el testimonio de los refugiados cristianos de Irak que le haya impactado más?
El caso más terrible que he escuchado es el de una señora que tiene a su madre, a su hermano y a su cuñada en la ciudad de Qaraqosh, que no habían podido huir porque la madre ya era mayor y se quedaron para ayudarla. Los terroristas los presionan todos los días para que se conviertan al islam. Los propios vecinos los insultan y los tratan con desprecio y ni siquiera pueden salir de su casa para comprar comida, que ya se les está acabando. No pueden salir porque no los dejan o porque tienen miedo de que maten a la madre. Un día, algunos terroristas entraron a la casa de la familia y directamente le dijeron que se iban a llevar a su esposa para entregarla como esclava a algún soldado. Son realidades espantosas y terribles que estas personas viven y que a pesar de eso se mantienen firmes en su fe. Es un ejemplo para todos nosotros y es una gracia poder colaborar con ellos, aunque sea tan poco lo que podemos hacer.
¿Cuál sería una rápida solución a esta situación?
- La solución es fácil pero nadie quiere ponerla en práctica. En primer lugar, habría que hacer un envío de ayuda humanitaria de gran escala. La ayuda está llegando pero muy poco en comparación con lo que se necesita. En segundo lugar, hace falta presión internacional sobre los grupos y gobiernos que apoyan a estos grupos terroristas por intereses particulares y que han alimentado a un monstruo que amenaza a este país y que está amenazando a otros países. Si esto no se hace urgentemente, la crueldad, los asesinatos y las muertes se van a extender durante mucho tiempo. En tercer lugar, hace falta que la comunidad internacional se reúna y vea el modo de frenar el avance de los terroristas. El Papa ha dicho que es legítimo defenderse, lo cual está recogido en el Catecismo de la Iglesia. El Papa lo ha repetido, él quiere que salga una respuesta del seno de la ONU que tenga legitimidad pero desgraciadamente vemos que no pasa nada, nadie se mueve, nadie intenta unir una fuerza legítima. No hay condena uniforme de este grupo terrorista. Por tanto las esperanzas vistas desde aquí son muy pocas.
El Santo Padre dijo que le hubiese gustado ir a Irak, ¿qué le parece estos gestos del Papa?
- El Santo Padre tiene delicadeza en cuanto a su cercanía con el pueblo de Irak, por todos los medios que tiene disponible: televisión, radio, redes sociales. Esto para los cristianos de Irak es muy importante. El haber enviado personalmente a una persona para visitar el país, que ha visto con sus propios ojos el sufrimiento de este pueblo y que ha informado personalmente al Papa, es algo que valoramos mucho. Muestra la cercanía del Santo Padre con este pueblo y para nosotros es un gran consuelo. Rezamos por él.+
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