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lunes, 23 de mayo de 2016

UCA: 10 millones de argentinos sufren problemas de empleo


UCA: 10 millones de argentinos sufren problemas de empleo 
Lunes 23 May 2016 | 12:54 pm
Buenos Aires (AICA): “A fines de 2015, sólo 43% de los activos poseían un trabajo asalariado o no asalariado con calidad plena de derechos laborales (8,3 millones de trabajadores), 31,9% poseían un empleo precario (6,2 millones), 15,6% realizaban actividades de escasa remuneración, alta inestabilidad o eran beneficiarios de políticas de empleo (3 millones) y 9,4% se encontraban desocupados (1,8 millones). En total, más de 10 millones de personas sufrían problemas de empleo”, advirtió el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA) en su informe “Estructura social del trabajo y calidad de las inserciones laborales en la Argentina (2010-2015). Desafíos para las actuales políticas sociales y de empleo”.

 El Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA) advirtió que 10 millones de argentinos sufren algún problema de empleo, al presentar el informe “Estructura social del trabajo y calidad de las inserciones laborales en la Argentina (2010-2015). Desafíos para las actuales políticas sociales y de empleo”.
 “A fines de 2015, sólo 43% de los activos poseían un trabajo asalariado o no asalariado con calidad plena de derechos laborales (8,3 millones de trabajadores), 31,9% poseían un empleo precario (6,2 millones), 15,6% realizaban actividades de escasa remuneración, alta inestabilidad o eran beneficiarios de políticas de empleo (3 millones) y 9,4% se encontraban desocupados (1,8 millones)”, detalló el estudio y subrayó: “En total, más de 10 millones de personas sufrían problemas de empleo”.
 Principales valoraciones del resumen ejecutivo 
  En el mismo año, uno de cada cuatro trabajadores (24,9%) se encontraron desocupados por lo menos una vez en los últimos doce meses (4.3 millones). Expresando esto un elevado riesgo de desempleo estructural. Desde el año 2010, ocho de cada diez trabajadores ocupados consideran que si dejan o pierden su trabajo no conseguirán fácilmente uno mejor o similar al que poseen. Este porcentaje se incrementó, entre 2010 y 2015, de 81,2% a 84,5%.
  Entre 2010 y 2015, el empleo total se expandió 8% pero se incrementó sólo 3% la cantidad de puestos de trabajo con empleo pleno de derechos, disminuyó en 5% el número de empleos precarios y aumentaron 80% los ocupados en subempleos inestables. Este fuerte incremento, originado principalmente por las políticas de empleo contra cíclicas de generación de puestos de trabajo transitorios, fue el que limitó los niveles de desocupación en un contexto de falta de inversión productiva y de ausencia de creación de empleo genuino.
  La persistencia de un amplio sector micro-informal (dueños y asalariados de pequeñas empresas, cuentas propias no profesionales, trabajadores domésticos o familiares), en la estructura productiva constituye uno de los mayores inconvenientes en el mercado de trabajo por sus características de reducido nivel de productividad y retribuciones. En los últimos años este sector incrementó su incidencia, a fines de 2015, representaba 53,9% de los trabajadores ocupados (9,4 millones de personas).
  En este marco, se observa un elevado porcentaje de trabajadores no asalariados, en su mayoría vinculados al sector micro-informal. Este tipo de empleo, sobre todo los cuenta propia que no constituyen una mano de obra especializada, son los segmentos que sufren menor nivel de retribución. Por el contrario, en el sector formal, los empleadores de medianas y grandes empresas, junto a los profesionales independientes, son los que en promedio perciben mejores remuneraciones. En 2015, el 43,9% del total de ocupados realizaba actividades no asalariadas. Este tipo de trabajo incluía al 20,7% de los trabajadores del sector formal y al 69,6% de los del informal.
  La incidencia del incumplimiento de los derechos laborales es altamente diferencial según el sector de ocupación. En 2015 se encontraban en esta situación el 82,2% de los trabajadores del sector micro-informal mientras que solo el 20,5% de los del formal y el 12,1% de los ocupados en el sector público. Esta distribución se modificó levemente entre 2010 y 2015 a favor de los trabajadores del sector público y del segmento informal, mientras que aumentó en el caso del sector formal. Sin embargo, en términos generales, la población ocupada en puestos precarios o subempleos pasó de 50,4% a 53%. En el caso de los asalariados con estos problemas de empleo pasaron de 25,2% a 29,9%, y para los no asalariados de 82,9% a 81,3%, es decir, sin un cambio significativo.
  A finales de 2015, 59,5% de los hogares poseía un jefe con empleo pleno, jubilado o con rentas holgadas, mientras que 20,8% de los hogares percibía algún plan de ayuda familiar y 19,5% no poseía ninguna cobertura social o dicha cobertura era deficiente. En este contexto, el 57,4% de la población económicamente activa –3 protegidos o no- residían en hogares relativamente incluidos a la seguridad social (11,1 millones); el 22,4% a hogares sin cobertura o con cobertura deficiente (4,3 millones); y el 20,2% a hogares protegidos por programas sociales o ingresos insuficientes de la seguridad social (3,9 millones).
  Los integrantes de hogares que perciben algún plan de asistencia social presentan una situación laboral más vulnerable: su participación en el mercado de trabajo es menor (sólo el 62,3% participa en el mercado de trabajo), sus posibilidades de empleo son más escasas (únicamente 52,8% de ellos están ocupados) y es mayor el fracaso al buscar un empleo (la desocupación llega al 15,3% de los activos). Sin duda, la actual coyuntura económica está agravando la situación socio-laboral de estos sectores cuyas actividades están fuertemente vinculados con el nivel de actividad y el consumo en el mercado interno.
  En efecto, cabe destacar que sólo únicamente 5% de estos pudo obtener un empleo pleno de derechos, más de la mitad poseen un empleo precario, 29,5% poseen sólo un subempleo inestable y 39% estuvo por lo menos una vez desocupado en el último año. Entre los ocupados, el 77% trabajaba en el sector micro-informal, el 15,9% en el sector formal y sólo 6,8% en el sector público (incluyendo programas de empleo). En el total, el 95% de la población activa de estos hogares presentaba problemas de empleo (empleo precario, subempleo o desempleo, con un total de 3,7 millones de personas).
  En similar situación a estos sectores asistidos se encuentra la población activa en los hogares sin ningún tipo de cobertura ni asistencia social. Si bien sus tasas de actividad y de empleo eras algo mayores, la población de estos hogares se encontraban mayoritariamente ocupados en el sector micro-informal (82,4%), y en menor medida en el sector formal (11,1%) y en el sector público (6,9%). En este caso, sólo 15.4 % de la población activa de estos hogares cuenta con un empleo pleno de derechos, mientras que 84,6% presenta problemas de empleo: 49,6% precarios, 24,2% en empleos de indigencia y 10,8% en situación de desempleo. En total, más de 4,3 millones de trabajadores. Es también sobre ellos donde está teniendo mayor incidencia la caída del consumo interno y la falta absoluta de otras protecciones: aumentos paritarios o en programas sociales, tarifas sociales, salarios familiares, etc.
  Ambas condiciones contrastan claramente con la situación que registra la población activa de los hogares cubiertos por la seguridad social o los empleos de calidad. En principio, entre los trabajadores de estos hogares el 20,8% está ocupado en el sector público y el 43,1% en el sector privado formal. Por lo tanto, ocurre lo mismo en términos de calidad de la inserción laboral: el 67,2% cuenta con un empleo de alta calidad y sólo el 6,8% se encuentran desocupados, más de la mitad con un tipo de desempleo friccional. En cualquier caso, se trata de segmentos que sin duda están sufriendo la recesión pero de manera mucho más amortiguadas por factores varios: aumentos paritarios, incrementos jubilatorios, ampliación de las asignaciones familiares, reducción del mínimo no imponible, etc.
  Las retribuciones al trabajo difieren según el perfil de trabajadores de cada uno de los tipos de hogar. El mayor ingreso medio laboral mensual –en el último trimestre de 2015- lo recibían los ocupados de hogares con jefe con empleo pleno, jubilado o rentista ($ 9.889), en menor medida los de hogares sin cobertura o con cobertura deficiente de seguridad social ($ 5.508.-) y, por último, los trabajadores de hogares con algún plan de ayuda social ($ 4.709.-). El ingreso horario de los ocupados residentes en hogares con algún programa social de asistencia era similar a los de hogares sin cobertura o que la poseen en forma deficiente, cerca de $ 40.- Este valor se duplica ($ 82,5.-) si se considera el promedio de retribuciones horarias de trabajadores residentes en hogares con jefes con empleo pleno, jubilado o rentista.
 Informes: www.uca.edu.ar.+

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